Una vez que se dice siempre, es siempre. La distancia no la miden los kilómetros, sino las personas, y si las personas valen de verdad la pena esta frase tiene aún más sentido. Yo ya sé que cada uno tiene lo que se merece, pero conmigo tal vez la vida ha sido demasiado buena, porque mantener una amistad, durante tantos años y a cientos de kilómetros de distancia, algo me tiene que decir.
Ellos han estado siempre ahí, aunque no fisicamente, siempre que les he necesitado les ha faltado cinco segundos para descolgar el teléfono o mandarme un mensaje. Porque siempre me han sabido sacar una sonrisa, sobre todo cuando más la he necesitado. Porque siempre me han dado un abrazo, tal vez cuando menos lo he merecido. Porque siempre me han secado mis lágrimas, cuando yo ya no podía más. Porque siempre que he caido, ellos han estado ahí para ayudarme a levantarme y seguir adelante. Porque siempre me han aconsejado cuando más perdida estaba.
Ya tan sólo me queda dar las gracias. Las gracias porque unas personas tan maravillosas como estas sean mis amigos, desde enanos, desde hace unos años o desde este verano, eso me da igual. Pero a mi, el simple hecho de que ellos sean mis amigos, me hace feliz y me saca una sonrisa de oreja a oreja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario